PROYECTO EDUCATIVO
Brindar a las niñas y jóvenes una educación integral que haga posible la madurez humana y el desarrollo de los valores que forman la concepción cristiana del hombre y de la vida, de tal modo que la alumna sea agente de su propio desarrollo y llegue a ser libre, responsable y solidaria en la construcción de un mundo más justo y más fraterno. (P.E.P 2.1)
VISIÓN
Esta comunidad educativa, visualiza mujeres comprometidas con su identidad personal, con su época y su historia personal y nacional, reconociendo sus raíces y cultura, que han hecho en sí mismas, la experiencia del eje medular del carisma janeriano: RE-HACER A LA PERSONA HUMANA, de tal modo, que, convencidas del valor insustituible de la persona y de toda vida humana, sea cual fuere el ambiente del cual provengan, pueden reconstruir una historia distinta y digna de valor y sentido, venciendo la tendencia a la compulsión a la repetición. Persigue la formación de las alumnas con un elevado grado de calidad académica, capaces de incorporarse asertiva y positivamente en la sociedad de su tiempo. Esta mujer, enraizada en su medio, en su historia, en su pueblo, será capaz de insertarse en el ámbito laboral y en el de estudios superiores, pues se ha fortalecido en ella el convencimiento de que es gestora de su propio desarrollo.
MISIÓN
Formar alumnas íntegras en términos valóricos, académicos y profesionales, que se inserten con éxito en el ámbito laboral, en la educación superior y hagan su aporte positivo a la comunidad mediante un espíritu emprendedor sustentado en el carisma janeriano: una imagen de mujer “redimida”, capaz de responder en el ámbito personal, familiar y laboral, a los desafíos de este nuevo siglo.
AMBIENTE INSTITUCIONAL
“El clima educativo comienza ya en el ambiente físico, que debe ser sencillo, acogedor y alegre. La dimensión religiosa del ambiente se hace visible en los comportamientos, los signos sacramentales, las imágenes y los espacios para el culto y la oración.”
El Hogar de Nazaret, “primer centro educativo cristiano”, inspira el ambiente de nuestro colegio. Personas, espacios, tiempo, relaciones, enseñanza, estudio y actividades diversas orgánicamente considerados, hacen al ambiente educativo.
Esto se traduce en:
- búsqueda del conocimiento, profundización y experiencia de fe en un marco de adhesión a la Iglesia
- vivencia de los valores cristianos
- caridad y servicio
- clima de familia, sencillo y alegre
- apertura al diálogo
- acogida y disponibilidad
- humildad y sobriedad
- amor a la verdad y a la justicia
- respeto mutuo
- disciplina como energía interior que favorece un obrar adecuado
- trabajo responsable, asiduo y fecundo
- colaboración, comprensión y deseo de superación
- relación constante entre familia y escuela.
Las notas de este ambiente, creado y vivido en el colegio, deben proyectarse a la sociedad circundante para promover una más amplia formación humana y cristiana. (P.E.P 1.3)
La comunidad Educativa rechaza toda forma de discriminación que impide el aprendizaje y participación de los estudiantes, favoreciendo el trato digno y respetuoso de todos los integrantes como nos enseña nuestra Beata Ana María Janer: “En su trato sean amables con todos… sin distinción”